Educar a los niños y niñas manteniendo la calma y con herramientas respetuosas TODO el rato es misión (casi) imposible,

pero...

¡tengo un truco!

Si has llegado hasta aquí es probable que no quieras dar una educación autoritaria, propia de un internado militar...

… pero tampoco quieres que tu casa sea la ciudad sin ley en la que no haya ni normas ni límites. Eso tampoco funciona (apuesto lo que sea a que ya te has dado cuenta).

Entre un extremo y otro, puede que andes perdida.

 

Ahora, te aseguro que es posible el equilibrio. Existe un estilo educativo en el que puedes ejercer un liderazgo participativo para que se tengan en cuenta las necesidades de toda la familia (toda la familia te incluye a ti) y así conseguir más momentos de paz y menos discusiones.

De ese estilo educativo equilibrado es del que escribo en mis correos. Cada día, para que, cuando te vayas al autoritarismo o a la permisividad, puedas volver a tu centro.

 

Frases como estas son las que más escucho decir en las formaciones que realizo para madres y padres (muchas las comparto porque a mí también me pasan):

“Cuando estoy en el curso estoy bastante conectada, luego pasan los días y me es difícil llevar lo aprendido a casa”

“Yo la teoría me la sé pero me cuesta hacerla realidad en casa”

“Es difícil porque esta forma de educar es nueva y a mí me han educado de una forma completamente distinta”

“Me gustaría fomentar valores de respeto pero cuando hay conflictos reacciono de malas maneras”

Sip, estas cosas nos pasan a muchas de nosotras.

Mantenerse acompañando a los niños y niñas sin gritar, sin amenazar o castigar, escuchando empáticamente, poniendo límites en equilibrio entre la amabilidad y la firmeza no es algo que se aprenda en un fin de semana y ya se quede para siempre entre tus recursos.

 

Lo sé porque a mí también me pasó cuando empecé a formarme en Disciplina Positiva. Para mí fue un chute de energía enorme y llevaba la motivación tan alta que podía atender cualquier comportamiento de mi peque cual madre posando para foto de Instagram.

Pasaron los días y de vez en cuando volvía a tener reacciones de las que no me sentía nada orgullosa (gritos y esas cosas, seguro que me entiendes) y empecé a culpabilizarme pensando cosas como: 

“no sabes hacerlo”

“vaya madre más inútil”

y lindezas por el estilo.

 

Mientras me decía estas cosas tan poco alentadoras me iba hundiendo cada vez más hasta que me di cuenta de que lo que estaba desenfocado era mi expectativa.

Pensaba que por hacer un curso en dos días ya estaba preparada para ser la madre que quería, super empática y equilibrada, y no, eso no es posible. Ni yo ni nadie asimilamos una forma nueva de criar tan rápido ni somos tan perfectas que no nos equivocaremos nunca.

Entonces me di cuenta de que esto de educar es una carrera de fondo, no un sprint.

Hace falta guardar fuerzas, equivocarse, darse ánimos y sobre todo, sobre todo, mantenerse cerca de la información del estilo educativo que eliges para poder impregnarte de él día a día, poco a poco. Y eso, junto con llevarlo a la práctica, hace que el milímetro que mejores cada día se vaya uniendo al milímetro del día siguiente y se vaya avanzando, despacito, pero hacia delante.

 

Recibe cada día consejos sobre cómo no desviarte del camino de educar a tu hijo en un ambiente respetuoso: