Uso de Pantallas en Adolescentes: Consejos para Padres que no quieren ganarse enemigos en casa

La era digital, como todas las eras, es una auténtica pasada. 

En este caso, no ha existido en la historia de la humanidad momento más fácil para cambiar tu vida y pasar de ser un mindundi a petarlo con una cámara y un micrófono. O, como a tantos otros, con un teclado y algo que contar por email. 

Nuestros hijos son unos suertudos, y nosotros creyendo que se acerca el fin del mundo. 

La realidad es que esta era digital es una bendición excepto por UN pequeño “temita” que debemos solucionar. 

Cómo aprovecharse de esta era tecnológica sin sufrir los efectos del uso excesivo de pantallas en la salud:

Impacto en la salud física y mental del uso descontrolado de pantallas. 

Aquí podríamos hablar de los típicos problemas de salud… ya sabes:  adicción, obesidad, trastornos del sueño, ansiedad, estrés, falta de autoestima, depresión, aislamiento, neuras…

Pero los verdaderos problemas no son esos, no es ahí donde debemos mirar: Debemos mirar nuestra madurez mental. 

¿La de nuestro adolescente? 

Aún no, primero la nuestra. 

Te explico con la “clásica” metáfora: 

¿Le darías un sable a un niño de 3 años?

No, porque sabes que es peligroso y ni siquiera tú lo sabes usar ¿verdad?

¿Le darías un cuchillo? 

Tampoco, porque aunque tú sepas usarlo, sabes que él no está preparado y eso es peligroso. 

Con un dispositivo electrónico (pantalla) sucede lo mismo:

Primero tienes que mirar si tú sabes usarlo, o si es el dispositivo el que te usa a ti (sable, todavía peor que el cuchillo).

Si crees que pasas esa prueba, entonces tienes que mirar si tu hijo o hija está preparado para usar uno.

Una pantalla dada antes de tiempo, al igual que un cuchillo podría dañarle hasta lo más profundo de su ser. En este caso: su carácter.

Se entiende ¿no?: Las pantallas pueden ser como los sables (peligrosas, sin más) o maravillosas para desenvolvernos en la vida, como los cuchillos

Solo tienes que saber usarlas. 

No es sencillo, y requiere mucha práctica… aunque en este caso no de uso, sino de (auto)CONTROL. 

Impacto en el rendimiento académico

También aquí podemos hablar de la falta de atención, el escaso interés por “todo” ya de por sí potente en la adolescencia, de la pérdida de capacidad de memoria…

Pero de nuevo, esto no es un problema de las pantallas, es un problema del sistema educativo en general. 

Las pantallas, como los políticos, solo reflejan de manera agudizada los problemas que ya trae de serie la sociedad.

Aunque por concretar, el sistema educativo debería empezar por hacerse las siguientes preguntas: 

  1. ¿Cómo se usan las pantallas en el aula? 
  2. ¿Cuánto se usan? 
  3. ¿Es posible controlar el buen uso de cada uno de los alumnos?
  4. ¿Está el profesorado preparado para este reto, o ni ellos mismos son capaces de controlar su propio uso? 

Las respuestas, por ese orden me atrevo a darlas en un 90% de los casos:

  1. Mal
  2. Demasiado
  3. No
  4. Son casi tan inmaduros en este aspecto como sus alumnos. 

Ahora… ¿quién va a “educar” a todos?

Impacto en su psicología y desarrollo personal.

Las pantallas tienen un impacto del que poco se habla. Muy poco. Y es una de las cualidades más importantes y valoradas para desenvolverse en la vida y en el mundo profesional: La empatía. 

La pantalla te acerca de un modo “distante” a los demás, tan distante, que no puedes ver el sufrimiento en la cara del otro ante cualquier cosa que hagas en ellas. 

Es como la historia de aquel presidente al que le sugirieron implantar la clave secreta para apretar el botón rojo de la bomba nuclear en el corazón de uno de sus consejeros. 

Si deseaba apretar el botón, tendría que apuñalar al consejero para poder sacar la contraseña. 

¿La respuesta? 

  • Eso es una barbaridad y una salvajada. 

Claro, “mucho menos barbaridad” que matar millones de personas con un botón a miles de kilómetros de distancia sin saber nada de ellos. 

Bueno, ese efecto de “separación” es exactamente el que fomentan las pantallas. 

No es lo mismo tener “las narices” de pegar a alguien un puñetazo, que arruinarle la vida con una foto falsa desde la tranquilidad de tu habitación. 

La empatía, la compasión, la valentía, la “realidad”, se pierden cuando una pantalla absorbe “el alma” y “la razón” de una persona. 

¿Cómo vamos a preparar a las generaciones del futuro dándoles un arma que ni siquiera nosotros podemos controlar? 

Poco a poco. Por ahora ya se están haciendo “cositas” al respecto que pueden ayudar. 

Consejos para padres: Herramientas de control parental, aplicaciones y formación:

Una de las consecuencias directas del descontrol en el uso de pantallas, no solo en adolescentes, sino en toda la sociedad en general, es la creciente infelicidad de la población

Ahora bien… ¿hay que huir, salir corriendo, prohibir…? 

No, todo el mundo sabe que estas medidas suelen producir el efecto contrario al deseado. 

Hay que aprender a convivir con ellas. A usarlas a nuestro favor, que para eso fueron creadas.

¿Cómo?

Aprendiendo a controlarlas.

Todo lo que no controlas tú, te controla a ti. 

Las soluciones clásicas, que algo hacen, son: 

– Establecer límites de tiempo para el uso de pantallas.

Todos los dispositivos móviles ofrecen la posibilidad de “control parental”, por el cual tú puedes concretar qué puede usar tu hijo en su dispositivo (restricciones de acceso a tipos de aplicaciones o sitios web) y durante cuánto tiempo puede acceder a cualquier cosa.

Ese control requiere tiempo, ese que tanto te falta, pero c’est la vie, y la felicidad y el desarrollo de tus hijos peligran cada vez que tienen uno de esos chismes en la mano sin saber usarlos.

– Fomentar actividades al aire libre y físicas.

Esta es la parte más difícil, porque para empezar tú mismo-a debes ser aficionado a esto… Pero el contacto con la naturaleza es obligatorio para cualquier “ser” que desee “felicidad”. 

¿Te defino felicidad? Felicidad = Conexión

¿Con qué? 

Con la naturaleza… TU naturaleza. 

¿Y qué hago si mi adolescente “pasa de mí”?

Tiras de imaginación y negocias hasta que acepte ir a dar contigo un paseo por el campo, por la montaña, por la playa…

Adolescencia es “negociación”. Es la última etapa de preparación antes de soltarles en “la vida real”. La vida adulta. 

– Crear un espacio sin pantallas en el hogar.

Se predica con ejemplo. Es duro. Durísimo. Pero es lo que hay. 

Establece un horario en casa, que suene una alarma que se oiga hasta 2 calles más lejos, lo que sea, pero que existan horarios CLAROS de ausencia de pantallas en casa que nadie pueda olvidar. 

Evidentemente, no establezcas ese horario cuando tú necesitas comprobar una receta en el móvil, ni cuando es posible que recibas llamadas importantes. 

Comunicación abierta y regular con tus hijos sobre el uso de la tecnología.

Esta es la parte más sencilla, ya que hay mucha gente que ya ha desarrollado libros o guías para poder comentar y aprender con tu hijo. 

Será un peñazo para ellos, pero puedes negociar que igual que no vas a darle un coche sin carnet, tampoco puedes darle un móvil sin formación. 

A cambio (y esto es “secreto parental”) es el momento perfecto para tirar de la lengua a tus hijos y darles ese espacio de confianza para expresar sus preocupaciones, y “sueños” de adolescente sin sentirse juzgados. 

En definitiva: El momento perfecto para practicar la Escucha Activa.

Formación, autoeducación en el uso de pantallas y en “autocontrol”

Como hemos visto el uso de pantallas en la sociedad, más que una bendición, como debería ser, está suponiendo un tremendo reto “social”. 

Es muy sencillo. Siguiendo el ejemplo del carnet de coche, no puedes decirle a tu hijo que se saque el carnet para conducir, si tú conduces sin carnet. 

Es fundamental que te formes. Existen formaciones gratuitas que algunas instituciones públicas han desarrollado, pero también de pago que profundizan en la raíz del problema. 

Es decir: 

Igual que no puedes aprender a conducir si no has aprendido a coordinar tus extremidades, no puedes aprender a usar dispositivos digitales sin haber aprendido antes de inteligencia emocional y autocontrol.

Para no abrumar, te doy 3 recursos con los que empezar: 

Recursos útiles que puedo recomendarte con la absoluta seguridad de que te serán de ayuda: 

  • Libro “Protege a tus hijos en internet” (Iván González). 
  • La entrevista que me hizo Diana, de Adolescencia positiva (uno de los canales referentes sobre la psicología de los adolescentes del panorama hispanohablante). Y toda su formación: https://adolescenciapositiva.com/
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